El martes 25 de febrero visitamos el Toledo de las Tres Culturas, acompañados de un guía que nos explicó cómo, durante siglos, cristianos, judíos y musulmanes convivieron juntos desde el respeto mutuo.
Comenzamos nuestro recorrido por la cultura árabe de la Mezquita del Cristo de la Luz, edificio que data del año 999 al que posteriormente se le añadió un ábside mudéjar. Destacan en ella las bóvedas, todas diferentes, réplicas fragmentadas o completas de las bovedillas trazadas en la mezquita de Córdoba.
A continuación, nos internamos por estrechas callejuelas para llegar a la Sinagoga del Tránsito y el Museo Sefardí , que cuenta con importantes vestigios de la cultura judía.
Construida en el s. XIV por Samuel-ha-Levi, es una de las muestras más importantes del arte hispanojudío, con ricas yeserías, celosías y artesonado que contrastan con la austeridad exterior. Accedimos a la Galería de las mujeres y pudimos contemplar el tríptico "Shoah (1492-1945)", creado por Wolf Vostell en 1997 en memoria de la expulsión de los judíos españoles y de las víctimas del Holocausto. Con motivo del IV Centenario del fallecimiento del Greco este año, con esta exposición se quiere rendir homenaje a quienes eligieron un lugar ajeno para vivir y lo intervivnieron con su mirada de tal modo que ya no es posible pensar en Toledo o los campos de Malpartida de Cáceres, si no es a través de los ojos de estos dos artistas.
Después de un bonito paseo a pie, nos quedamos impresionados por la presencia de la Catedral Primada, la cuarta catedral más grande del mundo, que se empezó a construir en el año 1227. Una vez en el interior, observamos con admiración sus espléndidos coro y retablo, así como el llamado Transparente, ventana profusamente decorada que se abrió para iluminar la sacristía que se escondía detrás del retablo del altar mayor.
También nos sorprendieron los tesoros de la catedral: la gran Custodia que Toledo saca en procesión en el Corpus Christi, la corona de la Virgen confeccionada a partir de una diadema de Isabel la Católica, la Biblia de San Luis y pinturas del Greco, Caravaggio, Goya y Tiziano.
Era hora de descansar y reponer fuerzas.
Todavía por la tarde nos dio tiempo de visitar la Sinagoga de Santa María la Blanca, muy distinta a la anterior, porque como nos explicó nuestro guía, en la época se encargaba a constructores y artesanos locales la construcción de estos edificios sin normas preestablecidas, aunque sí contaban con elementos comunes.
Después de un día tan interesante, pero agotador, era tiempo de volver a casa, no sin antes inmortalizar nuestro encuentro con Miguel de Cervantes.
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