El día 2 de abril acabó una experiencia única e inolvidable para todas las personas que hemos participado en el intercambio. Llegamos a casa y nos acostamos porque estábamos muy cansados, pero cuando te levantas al siguiente día y ves que estas en tu casa, que no hay nadie a tu lado y que sabes que posiblemente no volverás a ver a esas personas con las que has vivido nueves días fantásticos te entran ganas de llorar y empiezas a recordar todos los momentos que has vivido con ellos, todas esas canciones en el autobús o incluso en la calle, todas las bromas, risas, anécdotas etc.. Han sido nueve días que probablemente recordaremos siempre, porque conociste a una persona que conviviría contigo en tu casa o en la suya en países diferentes y con idiomas diferentes durante nueve días con quien compartirías todas tus costumbres, tus manías, tus propias cosas, esa persona que se iba a convertir en tu familia, probablemente teníamos más miedo de ir nosotros allí que de que vinieran a casa, pero es normal, cuando el primer día llegas allí no sabes qué hacer ni qué decir, y poco a poco te vas integrando en la familia y vas comparando cómo es el día a día allí y cómo es en tu casa normalmente, pero ya no es solo esa persona que a ti te toca, su casa o su familia, son todas esas personas con las que vas a vivir días inolvidables, sitios que descubrirás con ellos, comidas, parques, fiestas... Han sido nueves días perfectos, nos lo hemos pasado genial, pero lo más importante es que hemos aprendido las costumbres de otro país, las manías y gustos de cada persona, el idioma... Todo esto nos ayuda en un futuro a seguir una carrera, porque esta oportunidad no la tienen muchas personas, y que ya que se te da la oportunidad lo mejor es disfrutarla al máximo e integrarte. Ha sido una experiencia perfecta, inolvidable, preciosa y única.
Con ganas de volver a repetir.
Noelia Moreno Ramos.
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