El sábado día 22 de febrero, Adèle y yo, junto con mis padres, emprendimos un viaje hacia Madrid con el fin de que ésta lo conociera y tuviese una buena experiencia de su estancia con nosotros.
Cuando se lo dijimos se puso muy contenta, ya que aunque anteriormente había visitado Barcelona y Andalucía, nunca había ido a la capital.
Lo primero que hicimos tras un largo viaje fue ver el Jardín Botánico, que se encuentra al lado del Museo del Prado, al que acudimos más tarde. Con suerte, no había mucha gente en el museo y pudimos verlo con tranquilidad, tanta que tardamos más de cuatro horas en verlo en gran parte y sin esmerarnos demasiado en cada descripción.
Al terminar la visita, fuimos a comer y más tarde a visitar la Gran Vía. Antes de irnos, fuimos al Museo Reina Sofía, que le gustó especialmente a Adèle dado que ella misma había estudiado muchas de las obras allí expuestas. Tras un largo día, tomamos dirección Cáceres por la noche, llevándonos un maravilloso recuerdo y una gran experiencia.
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